Por Nina Hechtel*
¡Uhu! Alemania vendrá a jugar a Porto Alegre el lunes. La ciudad estará repleta de alemanes. Estoy realmente animada y no puedo esperar por ese día. Desde que fui a la Cidade Baixa, después del partido entre Australia y Holanda, y sentí la atmósfera, no dejo de imaginarme a la ciudad llena de alemanes y que podré celebrar con ellos la victoria y el pasaje para los cuartos de final, por lo menos ese es mi sueño.
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Ahora, ha llegado el momento: Alemania le ganó a los Estados Unidos y llegó en primer lugar en su grupo. Mi primer deseo se realizó, y ahora ellos sólo necesitan ganar el lunes para que esté completamente feliz.
En realidad, ya tengo mucha suerte: mi selección jugará los octavos en esta ciudad, estoy viviendo este momento. Especialmente en Porto Alegre, porque hay muchos descendientes de alemanes, muchos brasileños van a hinchar por Alemania -será casi como si ellos jugasen en su casa.
Yo creía que sería medio obvio que ellos vinieran acá después del segundo partido, pero lo volvieron realmente excitante. Yo temía el partido con los estadounidenses porque nadie conoce al equipo alemán mejor que el entrenador de Estados Unidos, Jürgen Klinsmann -los puntos fuertes y los puntos débiles. Por eso, por Klinsmann haber sido entrenador de Alemania y de ser amigo de Joachim Löw, nuestro actual entrenador, los dos equipos tienen que convivir con un montón de rumores sobre un empate acordado.
No que yo creyese en algo así, y por la forma como fue el partido, parece que nadie combinó nada. Faltaron goles en el primer tiempo, pero en el segundo, Thomas Müller no me decepcionó.
Porto Alegre, ¡ha llegado el momento de recibir bien a mi selección!
*Nina es alemana y está en Brasil para un intercambio de tres meses. En ese período, ella narra sus experiencias en Porto Alegre en el blog Olhar Estrangeiro (Mirada extranjera), publicado por ZH.
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Traducción: traduzca.com
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